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‘Los jóvenes leen más que antes’

El filólogo español visitó el país y en diálogo con El Espectador habló de cómo la internet ha facilitado el uso de una forma más coloquial del lenguaje.

Steven Navarrete Cardona
02 de septiembre de 2015 - 01:27 a. m.

Daniel Cassany es multifacético. Profesor universitario, escritor e investigador. Su lengua materna es el Catalán, pero usa constantemente el español, habla más o menos  inglés. Su primera lengua extranjera es el francés. También habla alemán, entiende italiano y gallego entre otros idiomas. Para él, su capacidad lingüística no es ningún prodigio sino una necesidad vital, y un producto de tener que adaptarse a la realidad que le rodea, viajes, trabajo entre otros aspectos. Cassany es autor de libros que se han convertido en fundamentales para todos aquellos que quieren tener una relación más estrecha con el mundo de la letras, entre ellos ‘La cocina de la escritura’ de la editorial Anagrama, que ha superado la edición número 22. En la actualidad se encuentra vinculado a la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona. 
 
¿Qué tanto define la lengua a una comunidad?
Ello varía según las comunidades. En Cataluña por ejemplo, es un aspecto clave. Socialmente la identidad catalana se construye a través de la lengua. Es muy difícil que te identifiquen como catalán sino lo hablas. Pero dentro de lo que sería el país Vasco, es posible sentirte muy vasco y no hablar Euskera por su dificultad. La construcción de la identidad y pertenencia de una comunidad u otra, no se construye del mismo modo en todos los lugares. Incluso en Galicia, donde se tiene el gallego, pero pienso  que la construcción gallega no está determinada por la apuesta lingüística. Las personas se sienten muy gallegas pero puede que no dominen esta lengua a cabalidad. 
 
Conceptos como nación, frontera e identidad han sido puestos a prueba por la globalización. ¿Cuéntenos desde la lengua como se está viviendo está transformación?
En Quebec es relativamente sencillo ir a un museo  y encontrar que el discurso público reivindica el concepto de nación. “Aquí hay una nación” dentro de Canadá y no supone un problema para nadie, todo el mundo lo acepta. Pero en España usar la palabra nación para referirte a Euskadi o Cataluña es casi un sacrilegio. ¿Por qué?, muchos creen que sólo existe una y es la española. Mientras que en Canadá no tienen problema en reconocer la existencia de una nación a su interior. En cada territorio el valor que tiene la lengua es diferente. 
 
Cuando desaparece una lengua, ¿qué implicaciones tiene?
La pérdida de una lengua es la desaparición de una parte muy importante de una cultura. Pero hay cosas que no se materializan a través de la lengua o la oralidad; puede ser, por ejemplo una comida. El cebiche, para ejemplificar, es algo que se consumía aquí antes de que llegaran los pueblos europeos al continente. La pérdida de una lengua repercute en la ausencia de una visión del mundo a través de categorías distintas; me refiero a la tradición oral, el folclore, la literatura, que en muchos casos son orales y se pueden perder. 
 
Muchas veces se habla de la ‘diversidad lingüística’ sin profundizar en el tema. ¿Para usted a qué hace referencia?
Se dice que la diversidad lingüística es equiparable a la diversidad biológica. Cuando se pierde una lengua, el país se empobrece. La realidad puede ser muy terrible. No siempre existe la conciencia de una identidad. Muchos dejan atrás su lengua para insertarse en un mercado laboral o a una nueva sociedad. Por ejemplo en muchos casos, los padres, en comunidades indígenas no hablan en su lengua en presencia de sus hijos porque piensan que tendrán un mejor futuro si hablan el castellano. 
 
También sucede en los migrantes modernos…
Ese tema es muy interesante, sobre todo como las personas que van de una comunidad a otra como se insertan. Hay investigaciones muy actuales de lo que se denominan los ‘nuevos hablantes’. También en muchos casos, el inmigrante no sabe cuál es su futuro, aun así no renuncia a su lengua materna porque la usa para comunicarse con otros familiares que viven en su lugar de origen. Allí es cuando nos encontramos con un fenómeno de plurilingüismo, de multiculturalismo, de las diversas identidades que se tienen y se van construyendo según las experiencias vitales. 
 
En el mundo, ¿cuántas personas hablan una segunda lengua? 
Se calcula que en el planeta, el 75% de las personas dominan otra lengua. Lo más común es el plurilingüismo. Aprender una segunda lengua no limita o deteriora el conocimiento de la lengua materna.
 
Muchos se quejan de la falta de ortografía en los mensajes de teléfonos de celulares o en correos electrónicos. Algunos llegan a afirmar que la internet está acabando con la buena escritura, ¿usted qué piensa? 
Es una exageración. La forma en que se usan los códigos, con la falta de algunas palabras en los mensajes se denomina ‘escritura simplificada’, o escritura ideofonemática y es un poco la manera vernácula, privada de escribir. Lo que ha hecho la internet es propiciar un espacio para escribir de una manera coloquial e informal. Esto escandaliza mucho a las personas porque existía un monopolio de la lengua, pero lo que ha hecho internet es equiparar la escritura con el habla. Antes hablabas de una forma terrible con tus amigos mientras te tomabas unas copas, ahora lo puedes hacer chateando. ¿Esto es perjudicial? ¿Para quién? Muchos dicen que ya no se podrá escribir de manera correcta, que siempre se tendrán vicios, pero no hay evidencia científica para ello.
 
Muchos organismos culturales también se quejan de que en Colombia los jóvenes no leen. Aun así muchos investigadores, entre ellos Néstor García Canclini han señalado la necesidad de medir los consumos culturales en cuanto a lectura se refiere, teniendo en cuenta la lectura en la web. Para usted, ¿qué tanto leen los jóvenes hoy?
Pienso que leen más que antes. Estudios demuestran que en España los jóvenes tienen más acceso a móviles. El 95% de la población tiene móviles y pueden conectarse a internet. Lo primero que hacen en el día, es conectarse a Whatsapp. Entonces pueden leer miles de cosas, aprender sobre la cultura de otros países, cosas que no son legitimadas al momento de ser evaluadas en la escuela pero que hacen parte del mundo cultural. No estoy de acuerdo con esta idea de que los jóvenes leen menos. Muchos leen mucho más de lo que leían las generaciones pasadas, que no lean algo que luego se les evaluará, es otro dilema. 
 
Algunas personas se empeñan en ver el mundo digital contrapuesto al impreso. El libro en papel antagónico del ebook. ¿Cómo hacer para romper con estos prejuicios?
Seguir apostándole a los dos. Tanto al impreso como al digital. Existen iniciativas como el ‘bookstube’, donde un niño o un joven lee un libro y hace un vídeo, donde cuenta su experiencia, su opinión. Eso en las redes sociales ha tenido un impacto muy importante, donde se combinan todos los medios.  
 
 

Por Steven Navarrete Cardona

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